El último martes, el presidente Mauricio Macri reflotó en el Colegio Militar de la Nación una idea que ya venía circulando en la órbita del Ministerio de Seguridad: darles a las Fuerzas Armadas algún rol en la lucha contra el delito. Si bien es cierto que habló de un "apoyo logístico" de los militares hacia los policías, gendarmes y prefectos, de todos modos habría que conocer un poco más en detalle cuál es el proyecto y ver si tiene contenidos inquietantes.

Por lo pronto, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, salió a aclarar que "no hay ninguna posibilidad de que las Fuerzas Armadas actúen en ningún tipo de represión interna ni ninguna participación en el control de los espacios internos ni actuar en materia de seguridad". El funcionario agregó que el tema se analizará a fondo recién dentro de dos semanas, en la próxima reunión de la mesa de seguridad nacional.

La intención sería encomendar a militares la custodia de las fronteras y de recursos naturales estratégicos. Eso permitiría que muchos gendarmes refuercen puntos altamente conflictivos en materia de seguridad, en especial los conurbanos de las grandes ciudades del país: Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Tucumán y Mar del Plata, entre otras.

Uno de los que expresó su opinión fue el ex secretario de Seguridad del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Berni, quien también fue oficial médico del Ejército. Sostuvo que "las Fuerzas Armadas no están preparadas para la seguridad interior" y recurrió a una metáfora para argumentarlo: "Que las Fuerzas Armadas intervengan en seguridad pública es como confundir un maestro con un médico por el guardapolvo blanco".

Está claro que los militares están formados para la defensa ante hipótesis de conflicto con fuerzas armadas extranjeras. La sola idea de involucrarlos en el control de una manifestación o en un allanamiento a un lugar "caliente" hace temer situaciones de las que luego puede ser muy tarde para arrepentirse.

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