Se dice que un soldado es alguien con corazón de hierro y que desconoce de ciertas emociones, sin embargo, un efectivo de la Fuerza demostró lo contrario, ya que decidió donar ropa y juguetes a varios chicos de un hospital correntino.
Sebastián Hernán Largosta tiene 23 años y forma parte del Ejército Argentino hace cinco años, es soldado voluntario. En la víspera del Día de los Reyes decidió poner manos a la obra por los niños más carenciados: ofreció podar el pasto y limpiar terrenos a cambio de juguetes.
La idea surgió días antes del 6 de enero, fecha en la que se conmemora a los Reyes Magos, cuando el joven observó a una niña de bajos recursos económicos llorar porque sus padres no podían comprarle una muñeca.
La situación despertó la solidaridad del soldado porque inmediatamente el episodio lo remontó a su infancia. Así, no lo dudó ni un segundo y se hizo cargo del costo del juguete. "Al ver la emoción y la alegría que generé con ese simple gesto, surgió la iniciativa", contó el soldado.
Así recibían las donaciones recolectadas.
Desde ese momento y durante tres semanas, Hernán se dedicó a recorrer distintos barrios de la ciudad de Corrientes para ofrecer el servicio de corte de césped a cambio de dinero o juguetes. Con su trabajo transitó casas desde el barrio San Marcos hasta el Camba Cuá.
Su historia se viralizó rápidamente por las redes sociales y fue así como más personas se sumaron diariamente a la catarata de clientes. Por su tareas también recibió dinero con el cual compró más juguetes, remeras, libros, pañales y paquetes de leche en polvo.
Este rey mago moderno tiene una familia: su mujer y dos nenas pequeñas. "Mi señora lavó todos los juguetes que fueron destinados a los pacientes del hospital", aclaró.
Hernán llegó al Hospital pediátrico Juan Pablo II en motocicleta acompañado por un amigo y dos bolsas con las donaciones. Junto con Antonio (otro joven que se ofreció a ayudarlo al conocer su historia) recorrió la planta baja del centro de salud en busca de sonrisas a cambio de juguetes.
Al principio, los padres de los niños se mostraban incrédulos y sorprendidos por los dos jóvenes que paseaban por el lugar repartiendo muñecos, peluches y camisas. En los tiempos que corren este tipo de gestos son poco frecuentes en la sociedad.
Pero rápidamente entendieron que se trababa de una iniciativa solidaria sin otras intenciones. "Estos gestos son muy lindos porque acá hay niños y bebés que esperan muchas horas para ser atendidos por distintas enfermedades. Pero con los regalos recuperan la sonrisa", dijo una de las madres.
La entrega estaba pensada para la semana posterior al Día de Reyes, pero la gran cantidad de trabajo acumulado lo obligó a posponerla hasta el último día del mes.
Crónica