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Nacional

Crimen en el country de Pilar: declaró la empleada doméstica

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Rosalía Paniagua, la empleada doméstica acusada del homicidio de Eduardo Wolfenson Band-el ingeniero estrangulado en su casa del country La Delfina- en Pilar, rompió el silencio. Se ubicó en la escena del crimen, pero afirmó que no fue la asesina.
“Ahora sí voy a decir la verdad”. Con esa frase comenzó su declaración indagatoria. Durante dos horas, Paniagua dio una versión de los hechos sumamente curiosa. Contó que el día del crimen, es decir el jueves 22 de febrero, la víctima estaba en la casa junto a otro hombre manteniendo una relación homosexual clandestina y que ese supuesto amante fue el asesino. Contó también que ella fue supuestamente golpeada, maniatada y obligada a llevarse el celular de la víctima y otros objetos de valor que luego fueron encontrados en su casa.

Paniagua, de 34 años está imputada del delito de robo calificado por el uso de arma impropia en concurso real con homicidio criminis causae. En su casa se encontraron objetos de valor de Wolfenson que la complican.
Según informó C5N, la versión que dio Paniagua para desvincularse del homicidio perdería fuerza ante el peso de la prueba científica y tecnológica incorporada en el expediente.

Crimen en el country de Pilar: la declaración de la empleada doméstica

“El jueves 22 de febrero llegué a las 8 a la guardia del country, a la portería dos, siempre entraba y salía por ahí. Ese día llegué a la casa (de Wolfenson), la puerta del lavadero siempre me la dejan abierta, sin llave. Entré”, comenzó relatando.
Luego continuó: “me cambié y después el señor (Wolfenson) me dijo que se iba a bañar. Entró a bañarse, no tardó mucho. Me fui a la cocina y me topé con un hombre que me dijo´hola buen día ¿quien sos?´. Le contesté soy la empleada y me dijo: ´hoy te toca hacerme todo lo que yo te diga´. Le dije que sí porque pensé que era su hijo o alguien de la familia, no le di importancia”.
Paniagua centra casi todo su relato en la presencia de ese misterioso hombre. Es necesario aclarar que, según fuentes de la investigación, es la primera vez que se tiene conocimiento de un supuesto hombre dentro de la casa. Ningún dato de la investigación podía llevar a pensar eso anteriormente.
Y continuó con la descripción del hombre: “Era alto, de 1.80. Más alto que Wolfenson. Tenía un jean color gris, y zapatillas negras. Detalles no me fijé. No vi tatuajes, anillos ni reloj. Era de tez como yo, trigueña y de pelo no tan negro. No llegaba a 40 años. Tenía ojos claros. Nariz ni grande ni chica, la cara media flaquita, era lindo. No tenía pinta de ser un trabajador del barrio, estaba limpito”.
Luego contó que vio a Wolfenson besarse con el otro hombre: “El señor ya estaba bañado, lo vi arriba. Estaba el otro señor también arriba. Yo me fui a limpiar la habitación principal, donde duerme Roberto con su mujer. Cuando salí a buscar un trapo para limpiar la ventana me asomé y vi que se dieron un beso. Ellos no me vieron, yo los vi besándose. Me quedé en shock”.
En otro tramo de la declaración Paniaguaexplicó que, de manera insólita, trató de filmarlos para contarle a la mujer de Wolfenson de esa relación clandestina: “Ellos estaban con la computadora, no sé qué hacían. Se escuchaba el ´tiqui tiqui´del teclado. Estaba incomoda, volví a trabajar en la habitación y el baño. Estuvieron un ratito. Me mató la curiosidad, quise grabar si se besaban de nuevo para ver si le contaba a la Señora Graciela".
"Ellos estaban abajo en la cocina. Me metí en el escritorio del señor, para grabar con mi celular si se besaban. Intenté dos veces, se me cayó dije me dejo de joder. Dos veces se grabó poquitito. Nada, porque se cayó el teléfono. Lo apreté para grabar, algo quedó grabado, poquitito. El teléfono lo dejé apoyado arriba de la revista, en la esquina de la ventana. Algunas imágenes quedaron, no sé si lo borré o no, porque a veces me pongo a borrar cosas”, añadió.
Después relató que bajó a cambiar el agua y "Escuché que el muchacho dijo ´me dijiste que ibas a dejar a tu esposa´. El señor le dijo ´yo ya te había dicho que no´. Quiero agregar que el muchacho usaba guantes blancos de látex, los típicos de peluquería”.
Finalmente, llegó al momento en el que, siempre según su declaración, se produjo el homicidio: “En el pasillito, entrando a la cocina escuché que me dicen ´che´. Yo me di vuelta y me dieron un golpe en la cara. En la nariz. Me caí. Salía sangre. Me desmayé y quedé inconsciente, en el medio del lavadero. Manché el piso con sangre y me quedé un segundo ahí dormida. Cuando me desperté, tenía una cinta gruesa transparente en la boca y las manos. Los tobillos también atados. Estaba acostada en el piso atada. Cuando me desperté escuché al señor Wolfenson decir: ´Basta Felix, basta Felix´, como tres o cuatro veces”.

Fuente: Minuto Uno
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