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Internacional

Misioneros inversos: desde África a evangelizar Europa

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Se ha invertido el sentido de la marcha. Han pasado siglos desde que los primeros misioneros europeos (católicos, anglicanos, metodistas y bautistas, evangélicos o presbiterianos) desembarcaran en el continente africano para evangelizar a sus habitantes, ya fuera en las colonias británicas, lusas, francesas o alemanas. Se les comienza a llamar los "misioneros inversos" y vienen para darle la vuelta a unas estadística rotunda: en 1950 el 80% de los cristianos de todo el mundo estaba en los países occidentales. En 2025 el 50% de todos ellos estará en África, Latinoamérica y algunas partes de Asia. "La globalización ha cambiado nuestra misión", afirma Yemi Adedeji, un pastor nigeriano que residen en Londres, según la revista Quartz.

A veces, esta labor se realiza dentro de la diáspora. La nigeriana, por ejemplo, intenta atraer a los nativos británicos a sus propias iglesias en Reino Unido. Para ello, se entrena a los pastores en estrategias que superen los prejuicios culturales y raciales para intentar ofrecer una imagen integradora. Para ello, y sobre todo en determinadas ramas cristianas como la pentecostal, el papel del góspel como aglutinador de la fiesta religiosa es fundamental. En ciudades como Londres ya hay más de 200 iglesias de mayoría negra que fomentan la religión en lugares como viejos almacenes, teatros abandonados o restaurantes de kebab. Además, lo hacen con mucho más que misas: obras de Shakespeare adaptadas con mensajes de la Biblia.

"Gran Bretaña nos trajo el evangelio en el pasado. Ahora, por la providencia de Dios, estamos aquí cuando el cristianismo sufre un gran desafío y las iglesias del Reino Unido están declinando", dice Girma Bishaw, un pastor etíope-británico que vive en Londres, a la revista Quartz. "No es solo una coincidencia que estemos aquí". En Estados Unidos sus iglesias llevan años reclutando pastores nigerianos, congoleños o cameruneses para sus templos vacíos. La labor no es sencilla. Muchos de ellos se quejan de las dificultades, los prejuicios y los roles que vienen a desempeñar. Cyprien Melibi, sacerdote camerunés, se quejaba recientemente: "A los curas extranjeros se nos menosprecia en España. Nos tratan como inferiores y nos menosprecian. Muchas veces tenemos más experiencia que ellos, pero los párrocos nos tratan como a monaguillos". La idea de la misión inversa no es nueva.

En 1880 el predicador Edward Blyden ya predijo que algún día África sería "el conservatorio espiritual del mundo". En 1900 Daniel Ekarte, un marino nigeriano abrió una iglesia en el puerto de Liverpool para blancos y negros. Mientras, miles de misioneros llegaban a los puntos más lejanos de África para enseñar las sagradas escrituras. Hoy, religiosos combonianos, salesianos o jesuitas permanecen en esos mismos lugares, donde un cura es mucho más que eso. Los flujos están comenzando a cambiar. El florecimiento de las economías africanas atrae a miles de inversores atrapados en la crisis económica del Primer Mundo. Por ejemplo, los empresarios portugueses llevan unos años de regreso a la antigua colonia, Angola, para sembrar su dinero en una ciudad bien abonada: Luanda, la segunda más cara del mundo tras Tokio. Lo mismo sucede con los británicos en ciudades como Lagos o Nairobi o las grandes corporaciones francesas en Abiyán, Conacry o Dakar.

(El Mundo)

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