La actriz vive un momento de plenitud. Araceli González cumplió 50 años y tiene más de 30 de trayectoria y sigue deslumbrando con su belleza. Recientemente apostó por un cambio de look, no sólo para renovarse sino como parte de su trabajo como embajadora de una importante marca. Pero ninguna decisión en estos casos es azarosa. Araceli está iluminada y eso se nota.

Luego de reconocer que había ganado más de 10 kilos tras dejar de fumar, la actriz también reveló algunos secretos de belleza para mostrar su mejor faceta: "Fue bastante heavy porque me desconocía. Fabián me hizo fácil ese momento porque me ama y me contuvo. También hice un cambio en mi alimentación: dejé el gluten por completo, los lácteos, armé una huerta en casa. Con los años, si estuviste atento te volvés lo más parecido a lo que soñaste de vos mismo", explicó.
La honestidad es liberadora, como ella misma plantea, y con los años llega la madurez emocional. Araceli dejó de negociar con ciertos aspectos que el medio demanda y se propuso ser honesta con la persona más importante de su vida: ella misma.

"Yo elijo con quién sentarme a la mesa, no tomo un café con cualquiera, ya no me callo, no me gusta fingir, no voy a los lugares en los que no me siento cómoda. Me encuentro más transparente y sin ganas de caretear nada", aseguró.
Y esa soltura se le nota a la hora de mirar para atrás y tener plena conciencia del lugar que consiguió darse.
Esa reflexión también la llevó a replantearse su continuidad en el medio: "Muchas veces pienso en mi retiro. En algún momento, voy a tener ganas de dejar las armas de lado y conectarme más conmigo", se la escuchó decir, pero mientras tanto disfruta de elegir cuidadosamente los proyectos en los que desea involucrarse. Después de la intensidad que le demandó una tira diaria, como Los ricos no piden permiso, se tomó un descanso del aire y se subió a las tablas con Facundo Arana para ponerle el cuerpo a uno de los papeles más desafiantes de su carrera, encarnar nada menos que a Francesca Johnson en Los puentes de Madison.

Se la nota disfrutar de esta nueva etapa de su vida, con una relación súper sólida con su compañero, Fabián Mazzei, el hombre por el que mostró los dientes como una leona y la llevó a tener un enfrentamiento público con Adrián Suar y Griselda Siciliani.
Araceli entendió que el disfrute personal es más importante que el éxito a toda costa y se volvió una guardiana de su mayor tesoro: su familia.
"Amo mi profesión, me encanta lo que hago, pero no trabajé para alimentar mi ego. Yo laburé para mis hijos, para tener mi casa y un buen pasar, poder comprarle una casa a mi madre, pero no siento que cuando suelte mi profesión se termine la vida", tal vez por esto decidió no callarse nada, algunos consideraron suicida su embestida contra uno de los hombres más importantes de la televisión argentina y ex marido, pero fiel a los suyos y desconociendo cualquier estrategia, ella puso por delante sus prioridades.

En su bunker en Pilar, como le gusta llamar a la casa que terminó de remodelar personalmente, es donde la actriz se siente más a gusto, sin ?los adornos? que vienen con la profesión: ?En casa encuentro mi refugio para alejarme de la gran exposición que tiene mi trabajo", reconoció una Ara totalmente renovada.







 

(Paparazzi)