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Salud

Tialismo: todo lo que debes saber

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El tialismo es un término médico que se refiere a una secreción excesiva de saliva. En ocasiones, este líquido fluye por fuera de la cavidad bucal.

De manera normal producimos entre un litro y litro y medio de esta sustancia, cuando la secreción es mayor que esta cantidad es patológico. El tialismo es una enfermedad que recibe otras denominaciones, el nombre más empleado es sialorrea.

La saliva es un líquido transparente y viscoso que cumple importantes funciones dentro de nuestro organismo. Por norma general, ayuda a masticar y a tragar o deglutir los alimentos y bebidas que consumimos a diario.

Por otra parte, contiene ciertas enzimas (un subtipo de proteínas muy especializadas) que comienzan a degradar algunas sustancias como los glúcidos. También posee otros componentes químicos que atacan a los microbios que la comida pueda contener, protegiendo a nuestro cuerpo de infecciones.

Normalmente la saliva es producida en las glándulas salivales, que pueden ser mayores o menores. Las mayores o principales corresponden a tres pares de glándulas: parótidas (por detrás de las orejas), sublinguales (por debajo de la lengua) y submandibulares (próximas al maxilar inferior).

Síntomas del tialismo



Aparte de la sobreproducción de saliva podemos señalar otras alteraciones como:

Presencia de náuseas y vómitos.
Formación de grietas en los labios y su descamación.
Dermatitis facial. Aparece como consecuencia del reflujo de saliva contra la sensible piel.

Halitosis o mal aliento. La presencia excesiva de la saliva desencadena un mal olor en el paciente.
Cansancio en la deglución. El individuo debe tragar continuamente la saliva, produciendo una fatiga en los músculos que intervienen en la acción.

Causas del tialismo
Los bebés producen de manera normal una cantidad superior de saliva que los adultos hasta los dieciocho meses. Sin embargo, a partir de esa edad, la sobreproducción de ese líquido es considerada como patológica.

Por norma general, esta condición médica está producida por una serie de factores que implican una situación especial en el requerimiento de la producción de saliva:

Embarazo. Aparece en los primeros meses del embarazo pero tiene a desaparecer por sí solo al finalizar el segundo trimestre.
Trastornos neurológicos. Por ejemplo el parkinson, la Esclerosis Lateral Amiotrófica o ELA, accidentes cerebrovasculares, etc. Estas enfermedades pueden afectar a los sistemas nerviosos simpáticos y parasimpáticos. Ellos controlan la producción de saliva y, cuando sufren una alteración, esta acción puede verse modificada.
Formación de los dientes de leche en los niños pequeños. Se realiza una sobreproducción de saliva para colaborar con la cicatrización de las encías y calmar las posibles molestias.
Ciertos medicamentos. Podemos citar algunos antipsicóticos y otros fármacos para tratar enfermedades mentales como el alzheimer. En este caso, la sialorrea se produce como un efecto secundario de su uso.
Intoxicación. Por norma general este síntoma aparece en el envenenamiento por mercurio, cobre, insecticidas y ciertos gases. También se relaciona con la intoxicación de otros metales pesados.
Enfermedades del aparato digestivo. Por ejemplo, incluimos infecciones bucales, alteraciones en el páncreas o en el hígado o reflujo gastroesofágico.
Diagnóstico del tialismo



El exceso de saliva se puede comprobar mediante un examen físico por el equipo médico correspondiente. Asimismo, se pueden realizar otras pruebas para averiguar cuál es la enfermedad subyacente de este problema.

Tratamiento del tialismo


Para conseguir controlar el flujo de saliva se pueden seguir las siguientes pautas:

Uso de medicamentos. El sulfato de atropina es utilizado para reducir el reflujo de saliva del paciente. En situaciones de intoxicación, aparece bloqueo del sistema nervioso parasimpático. Los síntomas típicos son el estreñimiento, delirium tremens y coma en los casos más graves.
Cirugía. Se pueden llevar a cabo ciertas intervenciones quirúrgicas con el objetivo de modificar la glándula afectada para disminuir la producción de saliva. Lo más común es extirparla o bloquear los conductos que transportan la saliva hacia la cavidad bucal.
Otras recomendaciones incluyen la posición de la cabeza, una dieta adecuada o la utilización de ciertos aparatos bucales.

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