Saltar menúes de navegación e información institucional Teclas de acceso rápido

Click aquí para activar las notificaciones y recibir las noticias directamente en su escritorio.

Nacional

Horror en Tucumán: un joven ingresó a una vivienda con un hacha y decapitó a un carpintero

Compartir: Enviar Imprimir

El miércoles a la tarde, Nahuel Acosta ingresó con un hacha a una casa en el noreste de San Miguel de Tucumán. La propiedad es de su madre, que le alquila las habitaciones a varios colombianos y vive en el fondo. "¿A dónde vas con eso?", le preguntó una tía. "A podar un árbol", contestó el joven de 19 años. Minutos después se escucharon gritos y golpes. Cuando uno de los testigos se asomó a una de los cuartos encontró una escena que no olvidará jamás: el cuerpo de Jorge Leonardo Cantillo Rodríguez estaba decapitado. El crimen estaría resuelto, pero el móvil es un verdadero misterio y las hipótesis que baraja la prensa local son las más variadas.

En Tucumán viven unos 300 colombianos, la mayoría en Alderetes, Aguilares y El Colmenar. Fue en una vivienda ubicada en esta última localidad donde Cantillo Rodríguez, de 29 años, fue asesinado. El joven había llegado en 2015 al país junto a su padre desde el municipio El Atlántico, en su Colombia natal, y se dedicaba a la fabricación y venta ambulante de muebles, al igual que muchos de sus compatriotas. En enero iba a cumplir tres años de novio con Nadie Cano, con quien tenía un hijo de 5 meses. Vivía en la humilde vivienda en la que fue asesinado, en la avenida San Ramón al 1.000, donde además trabajaba.

Según la reconstrucción de La Gaceta, a las 17 horas del miércoles Acosta ingresó en la propiedad. Estaba apurado. Detrás de él iba su hermano menor. "Andate", le dijo el principal sospechoso.

"Jorge estaba agachado lavando una pistolita para ponerse a pintar un mueble cuando este chico vino por detrás y, sin decirle nada, le pegó en la cabeza para tirarlo. Mi primo, que estaba cargando muebles en la camioneta, escuchó un '¡ay!', y después como que pegaban con algo. Cuando se asomó, ya le había arrancado la cabeza. Todo fue en cuestión de segundos", contó una testigo, la colombiana Angie Poso.

Su primo, Carlos Poso, también dio su versión en la justicia. "Lo atacó por la espalda. Llegó con un machete y un hacha. Le dio un golpe primero y no paró hasta que lo decapitó. Nunca imaginé ver algo así. Eso no es de un ser humano. Fue espantoso", recordó.

Acosta escapó, pero poco después un familiar suyo llamó a la policía. Dijo que el joven estaba en una casa en Lomas de Tafí y que se quería entregar. No obstante, cuando llegó la policía, estaba descontrolado y se resistió. Al final lo redujeron y detuvieron.

El móvil

El crimen estaría resuelto. Pero sobre el móvil sólo hay hipótesis y de las más variadas. Lo primero que se dijo fue rápidamente desmentido: que la víctima había delatado al padre de Acosta por el crimen de Juan Figueroa, que ocurrió también en El Colmenar. La versión no tardó en caerse porque ese homicidio fue en mayo de 2014, antes de que el colombiano llegara al país.

"La verdad, no tenemos ni la más remota idea de qué fue lo que pasó", sentenció el padre de la víctima, Alberto Cardona.


(Gentileza La Gaceta)
La mayoría de las hipótesis que se tejieron tienen que ver con temas de dinero. La policía no descarta un ajuste de cuentas de tinte mafioso debido al modo en que se cometió el crimen. Incluso se analiza si Acosta fue contratado para matar. También se buscan vínculos con el crimen de 12 puñaladas de otro compatriota de la víctima ocurrido hace unas semanas en Santiago del Estero. Ese asesinato lo habrían cometido un usurero colombiano que recibía dinero de su país y usaba la venta de muebles como pantalla.

Se sabe que Acosta es adicto a las drogas. Por eso, el padre de Cantillo Rodríguez dijo que "simplemente el tipo se drogó y estaba dispuesto a matar a cualquiera". Se dice que trabajaba como soldadito de narcos, pero es sólo eso, un "se dice", un rumor. Eso sí: en la comunidad colombiana hay miedo hablar porque su familia es "gente complicada", según admitió un vecino a la prensa local. "Aquí nadie quiere hablar. Si uno dice algo, después amenazan a todo el mundo y tenemos miedo a las represalias", precisó.

Viral

El crimen, por otra parte, tuvo una cuota más de morbo. Las fotos del cuerpo decapitado se viralizaron vía WhatsApp. "Si esto fue un mensaje mafioso, como muchos quieren hacer creer, la viralización de las fotos potenció ese supuesto fin. Pediremos a la Justicia que investigue cómo salieron esas imágenes", lamentó la abogada de la familia de la víctima, Geraldine Salazar.

"No podemos determinar si fue el mismo autor del hecho o un policía. Pero no puede ser que eso ocurra, porque hasta entorpecieron la investigación con difundir esa imagen. Creo que el sospechoso tuvo tiempo de hacerlo antes de que lo atraparan, aunque los policías dijeron que no tenía celular. Pudo haber sido uno de los uniformados que llegó al lugar", agregó la letrada.

Además, planteó una duda sobre la forma en la que fue hallado el cadáver. "Los testigos presenciales del hecho dijeron que el atacante lo hirió mortalmente cuando estaba boca abajo. Pero en las imágenes aparece de frente. ¿Movieron el cuerpo? Esa, en realidad, es una de las irregularidades", advirtió.

Infobae

Hacha Horror Tucumán Vivienda
Compartir: Enviar Imprimir

Teclas de acceso