Desde que asumió, Donald Trump agudizó su política de migración y profundizó las medidas preventivas en la frontera con México, para evitar que personas ingresen de manera ilegal. Mientras intentar obtener los fondos que requiere para extender el muro que divide ambos países, mandó a colocar cercas de alambre de púas en los límites entre San Diego y Tijuana.
Pero los ciudadanos mexicanos lejos de haber encontrado un freno para ingresar a tierra norteamericana, se toparon con un negocio. Las autoridades de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) reportaron que desde su colocación el alambre de púas fue robado.
A esto, se suma que la policía de Tijuana reportó que en las últimas semanas arrestó al menos a 15 personas que fueron atrapadas robando dicho material. Llamativamente, mientras más reduce la cantidad de alambre en la frontera, más casas de la localidad aparecen adornadas con el material. Y las mismas están a corta distancia de la zona donde es robado.
El alambre es comprado masivamente por los pobladores del estado fronterizo como medida de seguridad ante los altos niveles de inseguridad que se registran en el lugar. Es que Tijuana fue la ciudad más violenta del mundo en 2018, según un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México. Según la ONG, se registraron un promedio de 7 asesinatos diarios.
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