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Internacional

Theresa May quedó sin chances de reflotar el acuerdo por el Brexit

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El presidente de la Cámara de los Comunes británica asestó hoy un golpe potencialmente fatal al acuerdo del Brexit de la primera ministra Theresa May, al afirmar que el gobierno no puede seguir pidiendo al Parlamento que vote un acuerdo que ya rechazó otras dos veces.

El gobierno pretendía intentar que los legisladores aprobaran el acuerdo en una tercera votación, preferentemente antes de que May participe el jueves de una cumbre de la Unión Europea en la que se espera que solicite al bloque que retrase la fecha del Brexit, el 29 de marzo.

La jefa de gobierno conservadora ha dicho que planea pedir una prórroga de tres meses en el Brexit si logra aprobar el pacto antes de la cumbre europea, y ha advertido a los diputados que la extensión podría ser más larga, y posiblemente por tiempo indefinido, si llega a la cita sin un acuerdo ratificado por el Parlamento.

Pero el presidente de los Comunes, John Bercow, frustró el plan de May, al invocar una convención que se remonta a principios del siglo XVII por la cual los diputados no pueden someter a votación más de una vez "la misma propuesta o sustancialmente la misma propuesta" en un único curso parlamentario.

Bercow dijo que, para poder ser votada, una nueva moción debería ser "fundamentalmente diferente. No diferente en términos de redacción, sino diferente en términos de sustancia", agregó.

El vice fiscal general, Robert Buckland, el funcionario judicial que asesora al gobierno y a la Corona en materia legal, dijo a la cadena BBC que el Reino Unido enfrenta una "gran crisis constitucional", con muy poco tiempo para resolverla.

Por ley, el Reino Unido abandonará la UE el 29 de marzo, con o sin acuerdo, a menos que logre un pacto con el bloque.

Empresarios y especialistas han advertido de graves consecuencias económicas para ambas partes si el Reino Unido sale de la UE, su principal socio comercial, sin un acuerdo que permita evitar trabas al tránsito de mercaderías y personas.

Incluso antes del fallo, May se esforzaba contra reloj para revertir los enormes márgenes por los que su acuerdo de retirada de la UE fue rechazado por el Parlamento: por 230 votos en enero y por 149 la semana pasada.

La estrategia de la premier es tratar de convencer al Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte de cambiar su postura y apoyar el pacto.

Los diez diputados del DUP respaldan el gobierno en minoría de May, quien espera que su giro respecto del acuerdo ayude a persuadir a su vez a la facción más euroescéptica del Partido Conservador para que desista de su oposición al pacto.

El rechazo se centra en una cláusula diseñada para asegurar que la frontera entre Irlanda del Norte, que forma parte del Reino Unido, e Irlanda, un Estado de la UE, permanezca abierta -sin ningún tipo de controles ni aduanas- tras el Brexit.

El mecanismo, conocido como 'backstop', es una salvaguarda que mantendrá al Reino Unido en una unión aduanera con la UE hasta que se fije una nueva relación comercial permanente.

Los partidarios británicos del Brexit temen que el mecanismo atrape al Reino Unido en las regulaciones de la UE por tiempo indefinido, y el DUP cree además que el backstop podría debilitar los vínculos entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido.

Líderes europeos han dicho que aprobarán una extensión del Brexit sólo si Londres tiene un plan sólido sobre qué hará en ese tiempo adicional.

"Tenemos que saber qué quiere el Reino Unido: ¿Por cuánto tiempo, cuál se supone que se la razón, cómo sería, cuál es en realidad la meta de una extensión", dijo el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, a periodistas en Bruselas.

"Cuanto más se retrase, más difícil será seguramente", añadió.

Diario Panorama

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