Este martes la jornada en la ciudad de Buenos Aires y alrededores comenzó con lluvias y granizo durante la madrugada, además de fuertes ráfagas de viento de hasta 50 kilómetros por hora, con un descenso de la temperatura que se acentuará hacia la noche.

Muy diferente es el clima que se espera en el barrio porteño de Núñez donde los hinchas de River colmarán el estadio Monumental de cara al Superclásico ante Boca, en el marco del partido de ida por la semifinal de la Copa Libertadores.

Al margen del calor e intensidad que intentará imponer en la cancha el equipo dirigido por Marcelo Gallardo y el frío planteo con el que se espera que responda el DT xeneize, Gustavo Alfaro, otro elemento aparece como condicionante del juego: el tiempo.

La primera pregunta que suscitan las malas condiciones meteorológicas refieren a si se juega el partido o si se suspende tal como ocurrió en la ida de la final del año pasado en la Bombonera.

Desde el Servicio Meteorológico adelantaron que las lluvias irán perdiendo fuerza hacia el mediodía, por lo que en principio el pronóstico para este martes es de fútbol.

Otro interrogante se relaciona a cómo quedará el campo de juego del Monumental luego de tantas horas de lluvia. Se sabe que River instaló un nuevo sistema de drenaje y hasta el momento ha respondido de forma óptima en jornadas de tormenta.

Ello hace pensar en que no habrá grandes concentraciones de agua en el césped, aunque es de esperar que los futbolistas se encuentren con una superficie rápida para jugar, lo que es del gusto del equipo de Gallardo.

Superclásico, semi ¿y revancha?

Con la adrenalina aún a flor de piel por la inédita final de la Copa Libertadores-2018 que River le ganó a Boca en Madrid, las semis de 2019 se encienden hoy desde las 21.30 con otro Superclásico.

River-Boca vuelven a enfrentarse en la Copa en una instancia decisiva luego de la increíble definición del pasado año, que escribió un guión casi perfecto para una película de realismo mágico con escenografía en Buenos Aires y Madrid.

El estadio Santiago Bernabéu, del Real Madrid, fue el 9 de diciembre pasado el sorpresivo escenario de una increíble final, la primera en la historia fuera del continente, que se había frustrado en la capital argentina por severos incidentes ocurridos en las cercanías del estadio Monumental, donde debía disputarse el duelo decisivo tras un empate 2-2 en la ida en La Bombonera.

Hinchas de River apedrearon el 24 de noviembre el autobús que trasladaba al plantel de Boca al Monumental y el partido se suspendió luego de que algunos jugadores 'xeneizes' fueron afectados por la agresión. La Conmebol decidió trasladar la final de la Libertadores 2018 por primera vez fuera del continente.

River, el campeón vigente, intimida con la mística que ha construido alrededor de su entrenador Marcelo Gallardo, que se graduó en Madrid como experto en duelos decisivos mano a mano, coronando su séptimo título internacional desde que asumió en 2014, incluidas dos Libertadores.

Aunque los 'millonarios' no son profetas en su tierra y ahora deambulan sin encontrar el rumbo en la Superliga, Boca está preocupado por ese atributo del 'Muñeco' Gallardo de ser un entrenador 'for export', de vuelo internacional, un verdadero estratega que ha sido votado recientemente por Lionel Messi como uno de los tres mejores del mundo.

Pero River también tiene problemas por resolver. 'El Muñeco' medita cómo vulnerar una portería blindada por el seguro arquero Esteban Andrada.

El arquero 'xeneize' batió el récord local sin recibir goles, de 1.128 minutos en partidos oficiales entre el torneo de primera división y la Copa Libertadores y 864 minutos en encuentros de la Superliga, hasta que el sábado fue vulnerado por Cristian Insaurralde a los 80 minutos del partido que Newell's le empató 1-1 a Boca en La Bombonera.

Los 'xeneizes' quieren revancha de la afrenta de 2018 y avanzar a la final de este año para intentar ser el máximo ganador del torneo continental, junto a Independiente, con siete coronaciones.

Un dato clave para esta serie es que el gol de visitante tiene valor extra de cara a una definición en igualdad de puntos, lo que además convierte al partido de hoy en un tablero de ajedrez como previa de la gran definición que se vivirá el 22 de octubre en la Bombonera.

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