El 10 de julio de 2021 quedó grabado a fuego en la historia del fútbol argentino. Aquella noche inolvidable en el Estadio Maracaná, la Selección Argentina venció 1-0 a Brasil con gol de Ángel Di María y se consagró campeona de la Copa América, cortando una sequía de 28 años sin títulos. Fue, además, el primer título de Lionel Messi con la mayor.
La consagración no solo tuvo un valor deportivo, sino también emocional. Tras tantas frustraciones, finales perdidas y críticas, la imagen de Messi llorando de alegría con la camiseta albiceleste se volvió símbolo de redención. A su vez, el título marcó el comienzo de un ciclo glorioso al mando de Lionel Scaloni, que luego tendría continuidad en la Finalissima ante Italia en 2022 y el histórico campeonato mundial en Qatar.

En aquella Copa América, Argentina mostró carácter y fútbol desde el inicio. Empató en el debut ante Chile (1-1), venció a Uruguay (1-0), a Paraguay (1-0) y goleó a Bolivia (4-1) para cerrar la fase de grupos en lo más alto. En cuartos, despachó a Ecuador por 3-0 con goles de De Paul, Lautaro Martínez y Messi. Y en semifinales, tras igualar 1-1 frente a Colombia, apareció Emiliano “Dibu” Martínez con su show de atajadas en los penales para llevar a la Albiceleste a la final.
En el partido decisivo, el tanto de Di María y el sacrificio colectivo quedaron en la memoria del hincha argentino. La victoria en el Maracaná fue la primera de las tres grandes conquistas que hoy forman parte del legado reciente de esta generación.

Messi cerró el torneo como máximo goleador (4 goles) junto a Luis Díaz y fue el líder en asistencias (5), siendo elegido el mejor jugador de la Copa. Con esa actuación, terminó de sepultar cualquier duda sobre su liderazgo y entrega por la camiseta nacional.
A cuatro años del título, el recuerdo sigue intacto. Aquella noche en Brasil no fue una más: fue el principio del renacer argentino. El día en que Messi, finalmente, tocó el cielo con las manos.