La UEFA rechazó el martes, víspera del partido de Múnich, la iluminación del recinto con los colores de la comunidad LGBT, una iniciativa procedente del ayuntamiento de la ciudad en señal de protesta contra la política de Hungría sobre las minorías sexuales.


Con esta decisión, la instancia europea desencadenó las críticas y suscitó un movimiento de solidaridad, en una polémica denominada por los alemanes como el "Rainbow-gate" (arcoíris en inglés).
Varios lugares emblemáticos de Múnich lucirán así la noche del miércoles los colores simbólicos, al igual que varios estadios de la Bundesliga alemana.
Gabor Kubatov, presidente del mayor club húngaro, el Ferencvaros, hizo un llamamiento a "colorear todos los estadios en rojo-blanco-verde" en un mensaje publicado el martes en Facebook.
Según este responsable, que ocupa asimismo la vicepresidencia del partido Fidesz de Viktor Orban, la idea responde a una investigación de sus aficionados ultras ante las 'provocaciones' de Múnich.
Entre los otros clubes que participan en esta iniciativa figuran el MTK de Budapest o el Debrecen, ambos ligados al Fidesz.
Una parte de la Ópera estatal de Budapest será asimismo iluminada.
El ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, saludó el martes la "buena decisión" de la UEFA, que rechazó "participar en lo que habría sido una provocación política hacia Hungría".
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que prometió la instauración de una "nueva era" cultural contraria al liberalismo, ha endurecido la legislación contra las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero.
La semana pasada, a unas horas del inicio del primer partido de la Eurocopa en Budapest, entre Hungría y Portugal, el Parlamento aprobó una ley que prohíbe la "promoción" de la homosexualidad ante menores.