Andrew Sorenson, de 19 años, desapareció hace un año. No había noticias del joven hasta que unos vecinos Spokane, en Washington, Estados Unidos, denunciaron que de un auto abandonado salía un olor pestilente.
La policía encontró un cadáver que fue identificado como el cuerpo de Sorenson. Ahí comenzó a develarse una dramática historia de violencia y brutalidad.
La policía analizó las patentes del vehículo y rápidamente dieron con un nombre: John Eisenman.
¿Y cuál era el vínculo de Eisenman con Sorenson? Pues la hija del primero.
Al ser interrogado por la policía, el sujeto confesó ser al autor del crimen del joven de 19 años, pero reveló una terrible historia.
Resulta que Sorenson era novio de la hija de Eisenman cuando la joven desapareció. El padre comenzó a buscarla hasta que logró arrebatársela a una banda de explotadores sexuales. Ahí confirmó que el novio de su hija la había vendido a una red de tráfico sexual.
Tal fue la furia de Eisenman que optó por tomar la justicia en su manos. Secuestró al muchacho, los torturó. Lo golpeó con una piedra y luego lo mató con un arma blanca.
Según detalla el New York Post, el padre tomó el cadáver del muchacho, lo colocó en auto y enfiló camino hasta Spokane, donde lo abandonó.