La bacteria había anidado en el lavatorio utlizado por el personal de terapia intensiva neonatal del Hospital de la mujer y el niño de Borgo Trento de Verona, Italia.
Los médicos daban a los recién nacidos agua contaminada por el terrible Citrobacter junto a la leche materna.
La bacteria ha matado a cuatro niños ingresados en el hospital en dos años. Leonardo y Nina a finales del 2018, Tomasso en marzo y Alice el pasado 16 de agosto. La bacteria afectó a un total de 96 niños, de los cuales nueve sufren daño cerebral.
La comisión médica encargada de investigar los hechos, compuesta por cinco doctores, ha revelado que el grifo del fregadero de la zona de neonatología estaba literalmente colonizado por esta bacteria asesina, además de otros patógenos, lo que constituía un foco de contagio peligroso.
Los investigadores sospechan que el citrobaer entró al hospital por una falta de rigor en el cumplimiento de las normas de higiene en el centro hospitalario. No se habrían lavado suficiente las manos o el problema estaría en no cambiar de guantes cada vez que se tratara a un paciente nuevo, por ejemplo.
La primera en dar la voz de alarma fue una de las madres, Francesca Frezza, cuya denuncia provocó la investigación. No hay todavía sospechosos. La Fiscalía será la encargada de investigar si hay algún responsable de que el agua estuviera contaminada y no esterilizada.
Los primeros controles de la administración del hospital empezaron en enero y se detuvieron por la emergencia del coronavirus. El 12 de junio, el director general Francesco Cobello, decidió cerrar el paritorio, la terapia intensiva neonatal y la terapia intensiva pediátrica y un día después nombró a la comisión de expertos encargada de indagar sobre la bacteria asesina.
El verano ha servido, sobre todo, para llevar a cabo una reparación completa de los departamentos, del filtro del aire y del agua. Se han acondicionado y desinfectado los lugares afectados a través de la hipercloración de la red hídrica. Es decir, se ha aplicado un tratamiento de cloro monitorizando la carga bacterial del agua. Para logar una limpieza máxima se ha utilizado dióxido de cloro en el agua fría y caliente. Los distintos departamentos del hospital se han desinfectado con peróxido de hidrógeno.
Este martes se retoma la actividad ya sin riesgo. Entre el 30 de septiembre y los primeros días de octubre reabren las distintas áreas de neonatología clausuradas, además de las 36 camas.