La familia de una mujer denunció por mala práxis a la Clínica Agüero, en Morón, partido de la provincia de Buenos Aires . Hace una semana falleció, con 43 años, tenía programado el parto natural de su tercer hijo.
Constanza Ramírez, oriunda de La Matanza, murió a causa de una hemorragia. La familia erradicó una denuncia en la comisaría 1ª de Morón.


Federico Ramírez, hermano de la víctima, contó que la mujer fue al centro asistencial de Morón Sur “para realizarse un control de coagulación de la sangre” y que “tenía programado un parto natural, porque era un embarazo normal y que ya estaba a término”.
“Yo estaba en la escuela dando clases, me empezaron a llegar de felicitación que era tío nuevamente, pero de repente cambiaron el tono y empezaron a pedirnos que vayamos urgente a la clínica que ella estaba mal”, explicó.
“Ella murió desangrada. Algo hicieron mal, necesitamos saber qué pasó. Pudimos hablar con una médica y no nos pudo explicar qué le sucedió. Lo que sospechamos es que forzaron la cesárea para después cobrar la cirugía”, dijo el hermano de Ramírez.
La causa, caratulada como "averiguación de causales de muerte", quedó a manos de la UFI 4.
La clínica de Morón tiene otra denuncia por mala praxis

No es el primer caso denunciado de la clínica. En noviembre pasado la Justicia condenó a tres años de prisión condicional a dos médicos que fueron acusados de mala praxis por la muerte de una paciente y su bebé (34 semanas de gestión) en mayo de 2013.
La denuncia presentada por la familia de Mariela Del Valle González involucró a siete profesionales investigados, alguno de los cuales se habían profugado.
Los médicos Carlos García y Marco Antonio Ayllón Juanes recibieron la pena de tres años de prisión condicional por el delito de homicidio culposo y de ocho años de inhabilitación especial para ejercer la medicina. Además, fueron absueltos otros tres médicos durante el juicio.
Mariela acudió por primera vez al centro médico el 8 de mayo de 2013 a raíz de dolores abdominales y fue derivada a la guardia. Se acusó a los médicos de haber “vulnerado el objetivo deber de cuidado al no llevar a cabo las mínimas prácticas médicas a su alcance, ellas son la verificación de signos vitales, disponer análisis de laboratorios, ni sospechar a pesar de la sintomatología y factores de riesgo de su paciente”.
Los médicos constataron el día 13, o sea cinco días después, que el bebé que la paciente llevaba en su panza no tenía signos vitales y tuvieron que hacerle la extracción. Dos días después, la mujer también murió.
“La víctima tuvo un embarazo anterior con hipertensión que culminó con un nacimiento prematuro, padecía obesidad y tenía más de 35 años. Es decir, presentó desde el 8 de mayo de 2013 (día de la primera visita a la clínica) cuatro factores de riesgo ineludibles que advertían la existencia del peligroso cuadro”, según el juez.