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Nacional

Se autoflageló con una aguja y retrató en dibujos cómo un albañil la abusaba

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Un hombre, de unos 40 años, abusó de la hija de 6 de una mujer colombiana que lo había contratado para realizar servicios en su vivienda situada en la localidad bonaerense de San Miguel. Pese a que se realizó la denuncia policial, el hombre continúa libre y la madre de la víctima fue amenazada con ser deportada si continúa con el proceso judicial. Un grupo de allegados a las afectadas realizarán una marcha pidiendo justicia.

Luz, de 40 años, llegó a Argentina hace 4 años y se mudó a principios de año a la localidad bonaerense de San Miguel, a una casa situada en las calles Pinchincha y Las Malvinas. El hombre que le alquiló ese inmueble para que vaya a vivir con sus hijas de 6 y 17 años le dejó el número de teléfono de un albañil de "confianza" por si necesitaba realizar alguna refacción. Ese mismo trabajador terminó abusando de la más pequeña de la familia.

"La primera vez que vino a casa fue para revisar cables eléctricos. Desde un primer momento, intentó ganarse mi confianza. Me dijo que era conocido por todos los vecinos del barrio y que su hijito iba al mismo colegio al que iba a ir mi nena. Además, no paraba de hablarme de su esposa", contó la mujer en diálogo con cronica.com.ar.

Cuando comenzó el año lectivo, a Luz se le complicó llevar a su hija más pequeña al colegio porque el horario de ingreso a clases era a las 8 y ella debía dirigirse hacia el trabajo a las 6. Por lo tanto, contrató a la esposa del albañil para que la cuide durante esas dos horas y la lleve a la escuela.

"Desde ese momento mi hija comenzó a comportarse de manera muy rara: comenzó haciendo dibujos muy extraños, lloraba, gritaba y hasta llegó a autoflagelarse con una aguja. Un día, la encontré sin bombacha y con manchas de esmalte desde su vagina hasta sus tobillos. En ese momento, comencé a interrogarla con mayor dureza", relató.

"El papá de ... me tocó, me tocó mis partes íntimas. Cuando su mujer se enfermó, se fue al médico y me dejó sola con él. Ese día me tocó. Yo apretaba mis piernas para que no me toque más pero el se reía y no paraba. Me dijo que ese iba a ser nuestro secreto y me amenazó. Me dijo que si yo te decía algo, no me ibas a creer y me ibas a matar a golpes", confesó la nena frente a su hermana mayor y su madre quebrada en llanto.

Tras el impactante relato, la colombiana se dirigió de inmediato a hacer la denuncia a la Comisaría de la Familia y la Mujer de San Miguel. Según sus dichos, le comunicaron que "no podían hacer nada porque se trató de un abuso menor". Luego, le advirtieron que si insistía con el proceso podría causar su propia deportación.

"Encima que este hombre se aprovechó de mi hija, yo soy la que paso a ser la victimaria, no lo puedo creer. Afortunadamente, pude hablar con los vecinos y con los padres de otros alumnos del colegio: ellos me creyeron y hasta me contaron que este sujeto acosó a otras nenas", manifestó.

"Suele propasarse con las chicas que van al colegio, les dice cosas inapropiadas, las asusta. Incluso, a una que estaba esperando el colectivo en la parada le mostró sus genitales. Es un enfermo degenerado. Mi hija tiene mucho miedo, no sé cuántas cosas le habrá hecho", agregó. Además, manifestó que está organizando una marcha junto a los padres de los alumnos del colegio y exclamó que exigen que este tipo se vaya del barrio por la seguridad de los nenes.

Las escalofriantes señales de la nena

Si bien la menor no se animó a contar lo sucedido porque estaba muy asustada y bajo amenaza, comenzó a enviar señales escalofriantes para que su familia se de cuenta de lo sucedido.

"La nena empezó a tener conductas irregulares y lloraba todo el tiempo. En un principio, creí que me estaba extrañando porque yo no estaba en casa y, por lo tanto, comencé a tratar de mejorar sus conductas por ese lado", contó su madre.

Sin embargo, sus comportamientos comenzaron a ser aún más extraños: "Empezó a perder el sueño, se chupaba el dedo constantemente, empezó a realizar dibujos raros en los que se ven nenas sin cara. Además, hacía garabatos raros en la pared. Me pedía que le de la mano, que duerma con ella y que nunca la suelte".



"No sabía qué le estaba pasando y no sospechaba de un abuso. Sin embargo, cuando me dijo que no quería ir más a la escuela y empezó a poner excusas y a fingir estar enferma para faltar, creí que tal vez pudo haber tenido algún conflicto con un compañero o docente del colegio", manifestó.



"Un día llegué a mi casa y noté que se había autoflagelado los brazos con una aguja. Se puso un vestido en pleno invierno, le vi las piernas y estaban manchadas con esmalte rojo. La reté y le dije que le pida a su hermana que la limpie. Cuando la mayor comenzó a revisarla, se dio cuenta que las manchas estaban desde su vagina hasta sus tobillos. Fue horrible, pensamos lo peor y comenzamos a cuestionarla", dijo.



Al concluir, manifestó: "Después de prometerle que nadie le haría daño y decirle que iba a estar segura con nosotras, se animó a decirme lo sucedido. No podíamos creerlo, estamos devastadas. Ahora lo cruzamos a diario y tenemos que verle la cara, la Justicia dice que no es necesaria una perimetral. Estamos desprotegidas. Le arruinaron la vida a mi hija y consideran que lo que pasó fue un delito menor".

Crónica

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