
En un momento de tensión dentro de la casa, Eugenia fue sorprendida llorando desconsoladamente en la cocina. Allí, recibió el apoyo de su compañera y amiga Selva, quien la contuvo y trató de levantarle el ánimo. En medio del llanto, Eugenia lanzó una frase contundente: “Quiero mandar al p... a todos”, mostrando su hartazgo.
Selva, intentando tranquilizarla, le aconsejó: “Componete, no te pueden ver débil ni dentro ni fuera de la casa”. Ante estas palabras, Eugenia cambió rápidamente de actitud y propuso una estrategia para ocultar su mal momento: “Bueno, vamos a reírnos”, dijo, y ambas actuaron una carcajada para no despertar sospechas entre los demás participantes.
El episodio pasó desapercibido para el resto de la casa, pero dejó en evidencia el desgaste emocional que empieza a notarse en algunos jugadores.